miércoles, octubre 18, 2006

Libros y piedras: ¿pueden ambos leerse?

Hoy tuve la oportunidad de observar en vivo y en directo cómo algunos encapuchados en la Alameda lanzaban piedras a un carro lanza-agua de Carabineros. Me llamó mucho la atención el hecho de que justamente, a no más de cinco metros de tal artefacto y, precisamente, en la línea de fuego de los jóvenes camuflados, había cuatro personas cruzando la calle. No era cosa de confundir a esas personas con un grupito de carabineros que custodiaban la máquina, estos eran claramente transeúntes. Dejémoslo claro, esos lanzamientos-disparo-pedrada fueron calculados, no para agredir a esas personas que circulaban por el centro de Santiago, sino más bien prescindiendo completamente de su presencia y peligro, haciendo caso omiso de una figura que aparecía en el fondo.

Tipos violentos desagradables e inconscientes, en cuyos actos no puedo leer algo de lo que llamamos "empatía", ya que ponen deliberadamente en riesgo la seguridad del resto de las personas. Ahora, si pensamos en que el fundamento de la empatía es la identificación, acaso podría ser posible que estos encapuchados provengan desde una extrema marginación y que no sea para ellos un recurso asequible ponerse en el lugar de ese "otro", que en este caso camina por la Alameda. Es posible que ese otro sea lejano, de una esfera completamente ajena; claro, es posible, pero al menos a mí me suena muy improbable.
De todas maneras lo que sí está claro es que este fenómeno es de una violencia que deja de circunscribirse a espacios reducidos, ya sea física o temporlamente. En contraposición a lo que podemos observar en el caso de los estadios –violencia protagonizada por las barras de fútbol –, o ciertas fechas determinadas –como el 11 de septiembre; actualmente las manifestaciones que se llevan a cabo tienen lugar en medio de la escena cotideana, en sectores ocupados por todos nosotros para trabajar, estudiar, desplazarse, descansar, etc. y ha pasado a ser una constante la presencia de antisociales que descargan su agresión contra lo que encuentran a su paso. Se ha echo entonces más difícil escapar a tal violencia.

Encapuchados, delincuentes, estudiantes, anarquistas, ocupas, secundarios, vagos; nombres que intentan darle carne, literalmente, a un fenómeno social. El control de tal fenómeno solo puede tener efectividad en tanto se lo ligue a un cuerpo, y así es como hemos presenciado en el último período –principalmente en las proximidades temporales a las grandes manifestaciones de los secundarios hace algún tiempo –intentos desesperados e infructuosos de darle carne a aquellos vándalos a través de un nombre.

Pocas conclusiones saco de mi escrito, pero me quedo tranquilo con entender que estamos frente a un acto que nos tiene perplejos, en tanto no hay forma de amarrarlo para someterlo. Parece ser un acto que nada escucha y tiene como fin descargar –recordemos que lanzar una piedra contra un carro lanza-agua es como tirarla contra un muro, poco daño se le podrá hacer, ¿cuál será la intención? –con lo que nos quedamos pensando si es algo que se conecta a las redes discursivas o simbólicas de nuestra sociedad y por lo tanto es una producción de la misma, o si más bien es “algo que sucede”, y a ese “algo” ¿es posible llamarlo fenómeno social?.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Comentari nº1

Simón dijo...

Estimados comentadores
Escena Dos es un blog creado por un motivado estudiante que pretende abrir al resto del mundo algunas de sus reflexiones, así también como establecer un espacio de discusión y ejercicio para la publicación e intercambio de ideas.
Desgraciadamente, aquel mismo estudiante (o sea yo), no conoce a cabalidad las posibilidades de configuración de los cuales estos espacios están dotados. Por equivocación se encontraba autorizada una opción que sometía todo comentario a mi censura antes de ser publicado, sin embargo, dado mi desconocimiento de tal circunstancia, mi e-mail, al cual debían llegar los comentarios para tal autorización, no estaba ingresado. Es por eso que todos los comentarios realizados antes del 23 de octubre se perdieron, o más bien podríamos decir que Blogger.com los perdió. A todos aquellos que publicaron un comentario, les agradesco y no puedo sino disculparme porque sus pabalbras hayan volado en el aire de la cibernética. No sucederá de ahora en mas.

Anónimo dijo...

¿Repetición o reproducción?